sábado, 10 de noviembre de 2012

The High and the Mighty

Cuaderno de bitácora: Ayer ya se presagiaba mal tiempo. En el segundo día la marejada nos rodea.

Ayer se materializaba el dolor y el sin sentido de la guerra económica a la que asistimos. La trágica muerte de Amaia Egaña llegó a todos los hogares como la peor de las noticias. Pero también puso contra la cuerdas al Gobierno. Un Gobierno que, por desgracia, ha esperado a la muerte para situarse en la realidad. Para responder ante lo que pasa en la calle. Para escuchar.

Nuestro estimado Presidente, en un alarde de valentía -prácticamente sin precedentes- afrontó el asunto y compareció ante los medios. Marianín anunció: “Eshpero que paralicemosh el lunesh losh cashosh de familiash másh vulnerablesh” Todo apunta a que la solución que buscan es una moratoria de 2 años para aquellos casos de extrema necesidad. Y por si esto, podía parecerles a algunos una idea buena y digna de tener en cuenta, se añade que la medida no va a tener carácter retroactivo, esto es, solo afectará a los casos surgidos tras la aprobación de la medida. Es más, parece ser que tampoco afectará a la hipotecas que ya estén en proceso de ejecución.

Vamos, que están poniendo una tirita para arreglar una rueda de camión. Todo esto me lleva a muchas cuestiones. ¿Cuándo es un caso de extrema necesidad?, ¿por qué Marianín "ESPERA paralizar"?, ¿la gente que ya está en la mierda, o que está en vías de estarlo, debe seguir sin soluciones?, ¿por qué sigue pagando los platos rotos la gente de a pie?, ¿de verdad es necesaria la muerte de personas para que el Gobierno haga algo?, ¿son, quizás, demasiadas preguntas?

Lo que sí veo claro es que, o empiezan a hacer las cosas bien -escuchando, razonando y buscando soluciones para el pueblo y no para los poderosos-, o se enfrentan a un problema que no se podrá arreglar con tiritas y un "sana, sana". La presión social debe obtener respuestas, pero respuestas acordes señorías; porque como en una olla expres, la presión puede hacer fallar los resortes y estallarte en toda la cara.

Asi pues, esperemos que la marejada se calme y podamos capear el temporal, porque los que gobiernan el barco parecen llevarnos a la deriva.

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